Se suele dividir las etapas de la adolescencia en tres.
Cada etapa trae sus propios cambios físicos, emocionales, psicológicos y de comportamiento.
El desarrollo de los niños entre 8 y 18 años no está solamente determinado por el crecimiento y los cambios biológicos que experimentan en su cuerpo, sino también por su propio temperamento y personalidad, las expectativas puestas en ellos por los adultos con los que conviven, y las influencias sociales.
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